domingo, 19 de junio de 2011

Su nevera vieja contamina África

Publicado por EL PAÍS (19/06/2011)

El tráfico de chatarra electrónica sucia hacia países pobres crece para eludir el reciclaje - España ha detenido contenedores con residuos rumbo a Pakistán y China

RAFAEL MÉNDEZ - Madrid - 19/06/2011

El 24 de marzo de 2009, el carguero con bandera de Malta King Basil sale del Puerto de Vigo. Zarpa a las 8.20 y cuatro días después llega a Algeciras. Son las 10.25 del 28 de marzo cuando, según el registro del puerto, descarga el contenedor POCU4012090. Su carga: 10.380 kilos de residuos, unos 2.000 compresores de frigoríficos viejos, aún con aceite contaminante y gas con alto poder de calentamiento. Según el Ministerio de Medio Ambiente, el origen era la planta de Cespa, la filial de medio ambiente de Ferrovial, en Galicia. Y el destino, Port Kasim, el segundo puerto de Pakistán, para ser desguazado y recuperar el metal, operación más rentable que extraer previamente el gas y el aceite y tratarlos por separado, algo obligatorio en Europa.

En la imagen de Cespa predomina el verde. La filial de Ferrovial se dedica a "la prestación de servicios medioambientales y a la gestión y tratamiento de residuos". En Cerceda (A Coruña) tiene una planta de reciclaje de residuos electrónicos. Por ley, desde 2005, cualquier aparato que tenga una pila o un enchufe debe ser tratado: eliminando los materiales peligrosos (gases, aceites, metales pesados...) para reutilizar el metal (hierro, acero, cobre...).

Ferrovial se desmarca del caso y no se explica cómo acabaron allí esos compresores sin descontaminar: "El contenedor es propiedad de una compañía paquistaní que reutiliza los compresores de los frigoríficos para repararlos y venderlos a particulares en su país de origen, como infladores de bicicletas y ciclomotores domésticos. La venta de los compresores a esta compañía se había realizado con todas las autorizaciones pertinentes y estando ya descontaminados (sin gases ni aceites)". La empresa afirma que no sabe cómo apareció el aceite en los compresores y que no es responsabilidad suya.

La web de la empresa que compró la carga, la paquistaní Schion International, es todo lo contrario que la de Cespa. "La chatarra es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo", es su lema. El color que predomina es el marrón. Así son los residuos: verdes en Europa y marrones en los países en desarrollo.

Noaman Alam, director de la firma, muestra como prueba un correo electrónico de un responsable de Cespa en el que explica que están haciendo todo lo posible por recuperar el contenedor y que ha sido el Gobierno el que les ha impedido exportarlo por estar contaminado. "Pagamos 10.000 euros por los compresores y siguen en el Puerto de Algeciras. ¿Qué país es ese?", se queja Alam.

Es uno de los pocos casos en los que la aduana española ha detenido un contenedor de residuos tóxicos hacia países en desarrollo, práctica creciente, según admiten el Gobierno, el sector y la Fiscalía de Medio Ambiente, que tiene abierta una gran investigación contra un fraude masivo en este tipo de reciclaje.

El contenedor fue retenido durante una operación de la Organización Mundial de Aduanas en 65 países. Allen Bruford, coordinador del proyecto, explica por teléfono: "El tráfico de residuos hacia países en desarrollo es un fenómeno global y creemos que creciente. Holanda y Bélgica son los países que más detectan, pero porque tienen equipos especializados".

En la operación en España colaboraron cinco puertos: Vigo, Algeciras, Valencia, Barcelona y Bilbao, y en solo unos días apareció un contenedor. ¿Qué ocurre el resto del año? Que se buscan poco, que a menudo estos cargamentos de chatarra (ordenadores o frigoríficos viejos) van camuflados como aparatos para venta de segunda mano. En diciembre de 2010, en Valencia, fue detenido un contenedor con 1.050 monitores de televisión con destino a China, según fuentes conocedoras de la operación. Eso es todo. Aduanas, del Ministerio de Hacienda, admite que "no siempre es clara la línea de separación" entre residuos y aparatos de segunda mano.

Que hay más exportaciones nadie lo duda, porque las cuentas no cuadran. En 2009 se pusieron en el mercado español 702.000 toneladas de productos electrónicos y eléctricos, pero solo se trataron 124.987 (el 17%). No todo lo que se vende en un año se debe reciclar ese ejercicio (los productos duran varios años). Sin embargo, la gran diferencia entre lo reciclado y lo que se vende da idea de que algo pasa. Muchas neveras y televisores acaban en chatarreros ilegales, hay robos en los puntos limpios de los Ayuntamientos... Sí, pero aun así algo tiene que estar saliendo al extranjero.

Cuatro responsables de plantas de tratamiento de residuos cuentan que reciben periódicamente llamadas de empresas de Marruecos, China, India, Ghana, Gambia... para comprar la basura. Ramón Altadill, responsable de Electrorecycling, una planta en Barcelona, explica que en el extranjero hay intermediarios que se interesan por comprarle los residuos y recuerda un caso ilustrativo: "Nos llamaron porque los salesianos habían recibido como donación para Bolivia un contenedor con material informático. Cuando lo vimos eran cajas registradoras viejas, lectores de código de barras... casi todo inservible. Tenía valor como chatarra, pero en Bolivia no iba a servir más que para contaminar. Lo desguazamos aquí". Otras donaciones sí llegaron a su destino.

"Una vergüenza para Europa"

La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, admite que hay un problema en el reciclaje de productos electrónicos: "Una de las mayores vergüenzas de Europa es ver cómo la basura electrónica aparece desguazada o abandonada en las zonas más pobres del mundo. Eso genera problemas de salud y de medio ambiente". Ribera acepta que hay "un margen de mejora notabilísimo en el reciclaje. Es patético que en Ghana haya cementerios de chatarra electrónica. No sé si el origen es España, Holanda o Francia. Lo que está claro es que no ha salido de Accra".

Seguir el rastro de estos materiales no es sencillo. En la UE circulan libremente, así que lo que se intercepta en Rotterdamede proceder de cualquier parte. La Agencia Europea de Medio Ambiente admite que hay material electrónico que va a ser vendido en países pobres, pero que en algunos casos el precio de la mercancía es tan bajo que solo puede ser un residuo camuflado.

España ha ratificado un convenio internacional de 1992 que prohíbe exportar residuos peligrosos, pero en la práctica apenas tenía herramientas para cumplirlo. Hasta diciembre pasado, el Código Penal no citaba expresamente el tráfico de residuos. La reforma de 2010 sí castiga con pena de hasta dos años de cárcel a quien "contraviniendo las leyes traslade una cantidad importante de residuos".

martes, 7 de junio de 2011

Sí hay burbuja: se llama 'community manager'

Publicado por EL PAÍS (07/06/2011)


La confusión en torno al rol del gestor de comunidades genera discrepancias en Internet.- Un 60% de parados quiere reorientar su carrera como responsable de redes sociales.- España es el primer país del mundo en demandar información en Google

MANUEL ÁNGEL MÉNDEZ / ADRIÁN SEGOVIA | Madrid 07/06/2011

Es el puesto de moda en España pero nadie sabe por qué. Unos cobran 18.000 euros al año, otros más de 45.000. Unos diseñan complejas estrategias de comunicación online, otros escriben mensajitos en Twitter. Algunos cuentan con MBA y 10 años de experiencia, otros con un curso por horas. No hay dos iguales y sin embargo todos se llaman community manager.

Pocas veces un puesto de trabajo ha generado tanta confusión sobre sus responsabilidades, sueldo, función y encaje organizativo. Hace tres años no existía este término y hoy pululan en España decenas de miles de community managers. Se han organizado en la Asociación Española de Responsables de Comunidades Online (AERCO), con más de 1.000 miembros, y es uno de los perfiles laborales de moda hacia el que un 60% de parados le gustaría reorientar su carrera profesional, según Adecco. Pese a ello, nadie, ni empresas, candidatos, ni consultoras online, tienen claro qué es un community manager.

"Si preguntas a 10 personas, recibirás 12 definiciones diferentes", dice José Antonio Gallego, presidente de AERCO. Gallego lo intenta. Según él, un community manager es la persona en una empresa encargada de gestionar las comunidades online afines a la marca. Aún así, reconoce que "el término es ambiguo, una moda, cambia de un día para otro y empieza a generar cierto cansancio".

Google tiene una herramienta en la que comparte el volumen de búsquedas que recibe una determinada palabra clave en su plataforma: Google Insights. Son capaces de dividir dicha información por los países con mayor volumen de búsquedas sobre el término requerido. Al introducir el anglicismo community manager, España es el primer país del mundo en demandar información sobre este nuevo oficio. Un boom tan inusual como desconcertante si tenemos en cuenta que se trata de una profesión sin las lógicas barreras de entrada en forma de títulos universitarios, conocimientos técnicos específicos o una definición exacta de las funciones requeridas por parte de la empresa contratante.

España, además, es uno de los pocos países donde este fenómeno ha adquirido el comportamiento de las llamadas burbujas: rápida popularización, establecimiento de una lucrativa industria en torno al mismo (asociaciones, academias, agencias, consultoras...), debate sobre su validez y, es de esperar, posterior pinchazo y desaparición. O reconversión, como ya ocurrió en EE UU y otros países europeos donde, digerida la novedad, plantean el community manager no como un puesto concreto, sino como una función dentro de los departamentos de comunicación o marketing.

En plena burbuja del término muchos intentan sacar partido a la confusión. "Algunas escuelas de negocio cobran 15.000 euros por un master en community management o 3.000 por un curso de fin de semana. Es vergonzoso", dice una consultora de 37 años, autodidacta, que prefiere mantener el anonimato. Gestiona como freelance la presencia en redes sociales de varias marcas y explica que, fruto del desconocimiento, las empresas están muy desorientadas. "Te encuentras de todo. Desde una zapatería que te llama porque dice que necesita un community manager a una multinacional española que ofrece una miseria de 500 euros al mes por gestionar sus redes sociales en 28 países".

La crisis económica y el desempleo, la necesidad, han ayudado a inflar la burbuja. Un profesional del sector consultado culpa a las agencias de publicidad por colarse sin conocer el terreno y a los especialistas en marketing y comunicación en paro transformados de la noche a la mañana en 'expertos' en social media. "Tendrá que pasar un tiempo hasta que la situación se normalice", comenta, también bajo anonimato. Es ingeniero técnico informático, tiene 23 años y gestiona la presencia online de una gran empresa española. ¿Cómo aprendiste? "Soy autodidacta".

Mientras el ruido continúa, la Red se va poblando poco a poco de blogs, comentarios y mensajes en Twitter cargando contra el concepto de community manager. Para unos es una falacia, para otros simplemente no existe, es transversal junto al resto de funciones de comunicación. Los hay que incluso critican la labor de AERCO por oportunista. "Alimentan una moda, utilizan la asociación en beneficio de unos pocos", opina otra fuente.

Internet no solo ha auspiciado nuevos roles profesionales desde su nacimiento, sino que ha transformado los esquemas de las necesidades de personal en muchos departamentos convencionales. Marketing, comunicación, tecnología, redacción, incluso en gerencia, casi ningún área ha permanecido inmune a los evidentes cambios en la manera de comunicarnos. El protagonismo de las redes sociales y, sobre todo, su trepidante incremento en el uso diario de la gente ha traído una serie de consecuencias que han dejado a muchas empresas fuera de juego en su estrategia con respecto a la comunicación, investigación y repercusiones sobre sus marcas. De este modo, muchas de ellas se han convertido en cómplices de una vorágine de servicios de community manager sin tarifas, ni resultados tangibles o, al menos, donde empresas con criterio conviven con "vendedores de humo" que perjudican una actividad con varios indicadores de sobreestimación.

"Muchas compañías cobran en virtud del tamaño de la empresa, no del servicio ni objetivos, lo que hace que la competencia sea tan alta como poco cualificada en los resultados del trabajo. Conviven firmas serias con cierta experiencia con otras que solo buscan dar un pelotazo en un momento de auge", señalan algunas compañías consultadas sobre las causas que no ayudan a dignificar la incipiente actividad.

En enero de 2009 Twitter tenía unos 20.000 usuarios al día en España. Dos años más tarde superan los 300.000 diarios. Las cifras de la conversación en Facebook son todavía más impactantes. Según Google Trends ocho millones de personas entran diariamente en la red social fundada por Mark Zuckerberg desde España. La tendencia muestra que el fenómeno sigue creciendo a medida que se popularizan dentro del teléfono móvil de los usuarios. Son un hábito masivo, ya sea individual o colectivo, de comunicación, expresión y manifestación (pública o privada, según elija el usuario). La burbuja se infla por la evidente necesidad de participar. Sin embargo, la cautela sobre cómo hay que hacerlo, al menos en nuestro país, es inexistente, lo que contribuirá a que tras un pinchazo, se reajuste.

jueves, 14 de abril de 2011

El libro en la era digital

Es evidente que la industria editorial está cambiando, igual que en su momento lo hizo la musical. Y es evidente también que estos cambios en la tecnología de la escritura pueden suponer también nuevas formas de concebir la obra literaria. Las nuevas tecnologías ofrecen una serie de ventajas respecto a los libros tradicionales, como son la ilimitada capacidad de almacenamiento, la posibilidad de acceder a una obra en cualquier momento y lugar, la posibilidad de actualizar los contenidos de una obra, la tan valorada interacción, las posibilidades infinitas derivadas de la hipertextualidad… pero esas mismas ventajas pueden ser el germen de una serie de inconvenientes.

Por un lado, la facilidad de actualizar constantemente el contenido de una obra nos lleva a un estado en el que solo el presente tiene valor, no se consideran las “versiones anteriores” porque solo se valora, solo se conoce la más actual, y la Historia nos ha demostrado que la perspectiva del tiempo es fundamental para abordar el futuro con éxito.

Otra de las posibles desventajas radica en que la hipertextualidad no invita a una lectura sosegada y profunda, sin la que se hace imposible la lectura crítica. Así pues, participamos en la obra no solo a través de la lectura, sino también configurándola a nuestro antojo, pero perdemos la capacidad crítica que nos otorga la lectura del libro tradicional.

En cuanto al triángulo lector-artefacto-autor/escritura, estoy absolutamente de acuerdo con que, gracias a los avances tecnológicos, la industria conseguirá desarrollar un artefacto de lectura tan adecuado como lo es el libro hoy en día, pero me gustaría aportar una idea a la relación entre lector y autor: es posible que la hipertextualidad, el pliegue del texto, acabe convirtiendo la lectura, lineal hasta ahora, en una lectura laberíntica, reduciendo la capacidad de comprensión del lector. Para que esto no suceda es fundamental el buen hacer del autor: si tradicionalmente solo los artistas han sido capaces de hacer un buen libro, en esta nueva dimensión de la creación solo algunos aventajados serán capaces de “escribir” un buen hipertexto. Queda así claro, desde mi punto de vista, que el centro de gravedad de la nueva “era literaria” no recae de forma tan rotunda sobre el lector, sino que el autor de una obra sigue jugando el papel fundamental.

martes, 12 de abril de 2011

Sociedad de consumo

¿Cuántos adjetivos podemos atribuirle a la sociedad en la que vivimos?
- Sociedad de la información ¿o desinformación?
- Sociedad del conocimiento, pero solo de unos pocos
- Sociedad de la innovación ¿y por qué no de la renovación?
- Sociedad de la juventud ¿de verdad este mundo es de los jóvenes?

Solo me queda claro que se trata de una sociedad de CONSUMO

Algunas consecuencias






lunes, 11 de abril de 2011

Crisis ¿digital?

Tan de moda está la crisis y aún no habíamos hecho una reflexión sobre el término…

Estoy de acuerdo con la concepción que se adopta de crisis como motor de cambio necesario, pero creo que no es solo cultural el cambio que requiere la coyuntura histórica en la que nos hayamos inmersos, sino que también los órdenes político, económico y social claman una (r)evolución.

Evidentemente las nuevas tecnologías podrían jugar un papel fundamental en ese proceso pero, desde luego, no son las protagonistas, el único actor principal de este cambio ha de ser el Hombre. Las tecnologías digitales deben ser solo una herramienta al servicio de nuestros proyectos de futuro, aunque desde distintas tribunas pretendan hacernos creer que constituyen conocimiento en sí mismo, que son generadoras de un nuevo orden social, que son capaces de construir una nueva realidad.

¿Acaso lo fue en su momento la escritura? ¿O posteriormente la imprenta? Yo creo que no. Estas tecnologías del pasado fueron solo el catalizador de la auténtica revolución, que solo puede ser ideológica y de valores y desde lo más profundo del ser humano trascender a todos los ámbitos de la sociedad.

Si deshumanizamos el proceso y focalizamos toda nuestra atención en la tecnología generaremos un discurso absolutamente vacío, carente de contenido y esta crisis necesaria perderá todo su sentido.